miércoles, 24 de noviembre de 2010

El poeta a los depredadores del verso







Hay en algunos sectores de la sociedad, ciertos depredadores del verso al acecho del poeta, y cuando este está confiado, le clavan sus garras y le roban sus obras sin ningún miramiento.

Esto suele ocurrir cuando aún no eres muy conocido, así será más difícil localizar su escarnio. Suben dichas presas a sus míseros árboles, (foros y demás páginas de internet, que no se preocupan de averiguar si estos señores son los verdaderos autores de la obra) digo que las suben a dicho sitios y, la exponen como propia.

Por todo ello y con mucha rabia, escribí este poema, que la red mundial de escritores en español puso en su primera página contra el plagio.

Aquí os dejo mi lucha y mi furia.



Ellos,

los que sacan de paseo su más fiera mediocridad,

los que rugen desde sus gargantas enajenadas,

los genios de la nada que el improperio viste con los colores

que la ira reconoce en el instante.



Ellos,

que te besan con el fuego salvaje de sus infectas tintas,

tristes bestias que no alcanzan

a desgranar el fruto para sementar la tierra

ni a levantar el pan y cosechar el beso,

pero te hieren pues ese es su destino de sierpe.



Ellos,

que salen al paso del poeta

en las llanuras cubiertas de miel

y que hunden sus garras

en el néctar que la palabra liba,

mancillando su raíz virginal.



Ellos,

los todos poderosos señores de la miseria,

vienen rompiendo los sueños

que los enamorados posan en las esquinas.

Yo combato su incompetencia desbocada

con las armas que al poeta defienden,

con mis versos, hoy vestidos de guerra.

martes, 16 de noviembre de 2010

Cuenta conmigo




Cuenta conmigo para sentir
que aún tus ojos contemplan el alba,
para devolver a la tierra su barro iracundo,
para decir que no, cuando sea preciso,
o para beber en las fuentes el iris perfecto del vocablo.

Cuenta conmigo;
he aquí mi mano temblorosa,
mi escritura partida en trozos elementales,
los lápices robados a la sombra de mis versos;
he aquí las noches tras los días,
la luz cuando dormita en mi costado,
o las estrofas cuando limpian impertérritas mis heridas;
he aquí los vientos,
las calles cubiertas de partituras
y los mazapanes ocultos por los labios del deseo.

Cuenta conmigo, por tanto;
si me necesitas, iré a tu encuentro,
y si bajo tus palabras emerge aún el hombre libre
yo te entregaré estos versos que se gestan
con la tinta de mis manos
y el silencio que habito.

Cuenta conmigo para llenar de libertad la tierra,
para sentir cada día que aún existes,
para sentir la risa de los otros en tu risa,
para que te quede tiempo de ver crecer el fruto
y para que siga latiendo aquello en lo que aún creemos.
Cuenta conmigo, amigo,
¡cuenta conmigo!

lunes, 15 de noviembre de 2010

Que estos versos no sean en vano





Este poema lo escribí con una dedicatoria concreta, "Carta abierta a Ingrid Betancour", pues creo en la libertad de los individuos y, en aquel entonces, me parecía que. ella encarnaba esa lucha. Hoy ya no lo tengo tan seguro y, por ello, cambié algunos versos para adecuarlo a un grito por la libertad de todos aquellos que estan encerrados, simplemente por pensar diferente al brazo ejecutor.

Que estos versos no sean en vano

En esta casa sin memoria, entre estas paredes azules
donde cuelgan, en pinturas inertes, caballos al galope;
donde a los hombres les nacen lágrimas en los ojos,
un monótono suspiro
y palabras que surgen ya cansadas;
en esta casa, digo, en estos barrios en los que moro,
te escribo versos sosegados,
flores que amanecen moribundas en los jardines del tiempo,
y malezas frías que mueren maldiciendo su existencia.
En vano te escribo, en esta soledad,
para que tu voz comparezca ante el júbilo;
para que el fusil, amigo de la muerte,
comparezca ante la derrota;
para que el machete que rompe canciones de amor
comparezca, preso, ante la vida.
En vano te escribo figuras en los párpados,
en las ondas que viajan por ojos yermos.
Te escribo para que, en tus mejillas, crezca
el sabor tierno del contacto,
para que, en tus manos, germine la rama del olivo
y que la vida te derive hacia la paz
Te escribo para que estos versos no sean en vano,
para que llenen, de aire, tu libertad, la mía
y la de cada individuo cuyo único delito
sea sentirse libre y vivir por ello.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Canción del emigrado






Canción del emigrado
A mi amigo Paco García de “Amigosdaveiga”
en el recuerdo de su padre y el mío.


Aún recuerdo el trillo
cuando, melancólico, entonaba
su chirriante plegaria por la era...
Roto, hoy, aguarda, bajo el viejo portón,
que el tiempo le infiera su penúltima herida.
También recuerdo al ceñudo panadero
amasando el pan de cada día...
Pero ya, senil y enjuto,
refresca su vejez en la taberna.

Recuerdo la maleta que, triste,
esperaba, en cualquier andén perdido,
a que alguna vieja locomotora
remontase la colina...
Ahora ya no bailan decrépitos vagones,
al son de tantos pueblos y vientos.

Cuántos recuerdos, prendidos
en mi cansada retina,
salen en busca de otros tiempos
en los que, la labor y los jazmines,
evocaban el sabor y el olor de otras tierras.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Mirad. Del libro "Dana o la luz detenida"






A mi amiga Silvia Occorso, siempre

Mirad la tosca montaña
cuando recorre el horizonte con su velo de nubes
y, en sus laderas, mirad las fuentes
arrullando los ríos como madres primerizas

Mirad el fondo cristalino del agua
y veréis el guijarro, cincelado
por el suave movimiento de la tierra.

Mirad el árbol vetusto
que, suspirando, unge
los pasos con sus sombras;
y mirad las flores cómo brotan sobre
las ascuas vencidas del tiempo.

Mirad las calles cubiertas de bonanza,
los jazmines lamiendo rejas crepusculares,
y las farolas anunciando
que estos son los días de la risa..

Miradlo así, como yo lo relato,
y sentiréis que es cierto esto que os digo,
porque lo que se afirma con los ojos de un te quiero,
se acaricia con el tacto de la vida.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

A todos los padres, a todas las madres, a los que vendrán y a los que fueron







Naciste

Del barro certero que moldea la semilla

te hiciste hombre;

como tal bebiste el agua,

comiste el fruto,

respiraste tiempo en palabras veladas,

de ese modo llamaste a la puerta del alma

y te abrió una mujer vestida de alegría;

la besaste en el lecho prohibido

donde el viento gemía constelaciones de amor

y, como tal, la vida se hizo eco de aquellas pronunciaciones,

de ello nació el hijo y se hizo hombre…

así imparable la existencia te besó en cada nacimiento.

Naciste y, como tal, te hiciste vida.


Del libro "Los versos de la ausencia y la derrota" Editorial Vitruvio