Padre mío, la tierra no te invoca,
no crecen los lirios tras tus párpados,
el barro no quiere besar tu arquitectura dormida. No.
Porque tu eres el rayo que al hombre cubre,
el musgo que cede sus labios a la piedra
y el ala inmóvil de un beso perdido.
Ya validó tu estatura, el firmamento
y te imploran, todas las noches, los astros
porque tú traes la luz y un suspiro
en manos invisibles,
padre mío, hoy te pienso;
heme aquí ante los recuerdos.
TOTALMENTE EMOCIONADO.
ResponderEliminarCADA VEZ TE ADMIRO MAS.
QUERIDO PEPE, SIEMPRE SE APRENDE CONTIGO.¡QUÉ BELLEZA DE ESCRITO A TU PADRE! EMOCIONANTE
ResponderEliminarJOTACET
Siempre tan fuerte el vínculo de la sangre, es algo que no hace falta imaginar...
ResponderEliminarMuy bien expuesto en sus letras.
un abrazo.
Pepe, me adueñaría de tus letras para dárselas a la memoria de mi padre. Me ha conmovido infinitamente tu poema. Besos en la distancia
ResponderEliminarCecy
El recuerdo de un padre ido, vive en uno y todo lo que nos rodea. Porque desde las dimensión cercana donde está nos habla cada día. Tu elegía rememora ese coloquio diario. Saludos. Un abrazo.
ResponderEliminarJorge Arié
Emotivo escrito al padre, que bien has descrito en pocas palabras todo lo que significa para tí.
ResponderEliminarUn beso
Vickie