Recuerdo el
origen del beso,
mis labios
buscaban el sabor de los tuyos,
cuando los
jazmines latían sobre espumas blancas,
cuando un
olor a tierra mojada recorría las calles.
Besaba tu
boca con la boca del principio,
y en las
largas noches del “te quiero”
escribía tu
nombre para siempre.
Escribía tu
nombre para…
Escribía tu…
Escribía…
Escribía en
mi frente, la palabra olvido.
Así es el amor, como llega se va... Ha sido un placer llegar a tu blog.
ResponderEliminarUn saludo.