Duerme la tarde:
El crepúsculo emprende su viaje en los cristales de los escaparates, y como si de una cinta de luz rojiza se tratase, va delineando sus tonos estivales en las aceras. Junto al mar, las casas perfilan se horizontes marítimos.
Duerme la voz antigua del agua:
Se va, deshaciéndose en espumas, acaricia las arenas de las playas, y como si del ciclo natural de la vida se tratase, se pierde en la lenta eternidad de las cosas.
Duerme el verano:
Los besos que nunca te di, van en busca del recuerdo que tengo de tu boca y como si de un baile de labios se tratase, duermen, para siempre, en la inexorable brisa del recuerdo.
Duerme en el verano tu voz de medianoche:
Te perfilas bajo las aguas y prosigues tu camino de sueños.
Y como si de un canto al amor se tratase, duerme, en tu sonrisa, lo que tanto hemos sentido.
Duermes, duermes, duermes…
José Cercas
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