En Siria, en medio de una avenida, hay un niño cubierto de sangre; es un niño igual a todos los niños del mundo. Este, está cubierto de fuego pero tiene los ojos fríos. Este, está cubierto de espanto y tiene la voz grave del combate. Este, está cubierto de odio.
En Siria hay un niño que juega a ser soldado y mata con su fusil blanco. Mata con sus sedientos labios. Mata, detenidamente, con la voz del gatillo.
En Siria hay un niño que acomete, la voz antigua de la sangre. Hay un niño que abandona la tierra con la grave expresión del disparo.
En Siria hay un niño que muere bajo los impasibles muros de occidente.
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