del hombre que calla y enmudece su voz,
del pájaro azul que remonta el vuelo
buscando el trino de las alturas,
del lirio que pierde su color bajo la hierba,
del frío rostro de una mujer que se acomoda en la noche.
Sabed del frío invierno, de las latitudes,
de las manos peinadas por las arrugas,
de los rostros dormidos,
de los rostros que aman la niebla,
de los rostros que guardan bajo siete llaves,
el sabor amargo de la derrota.
Sabed del frío que viene remontando las nubes,
de su níveo pecho que marca las voces de la osadía,
que desnuda la tímida erección de la nieve.
Sabed de este frío sin rostro.
Del bosque que sigue buscando mis lágrimas.
Sabed del frío:
Mientras ella canta a lo lejos.
Mientras en la hoguera crepita su voz de invierno.
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