domingo, 30 de mayo de 2010
PIENSO EN LA TIERRA
Muchas veces, nuestro compromiso con la sociedad más marginal, con el individuo que pasa hambre y penalidades, es lamentarnos de sus tragedias mientras estamos viendo las noticias o leyendo un periódico, pero cuando pasamos página o cambiamos el canal del televisor, toda preocupación desaparece. Por ello dejo aquí un trozo de mi propia conciencia.
Pienso en la tierra,
en el aire puro que invade mi coraje;
y no en el hombre
que desciende a la curvatura de su espalda,
ni en los párvulos harapientos
que pueblan las calles del orgullo.
Pienso en la tierra, sin términos,
donde todas las flores crecen
con el aroma de la madreselva;
donde hombres y mujeres
tocan las palmas del alba y el júbilo;
y no en los parados
que llenan las calles y lloran noches.
Pienso en la tierra,
en el viejo olivo
que, a pesar de todo, sigue madurando
su sabio tronco en la historia,
en el ganado que pasta atardeceres,
y en la cosecha que eleva la espiga
a la tarea del pan;
y no en esa tierra
donde se muerde el polvo del combate,
donde la minas siegan
las manos y el aura de los efebos..
Yo pienso en la tierra donde el rocío
tiene el calor de la risa, al abrigo de los Lares;
y no en la otra del árbol sin fruto
¿Para que pensar en lo que no florece?
sábado, 29 de mayo de 2010
martes, 25 de mayo de 2010
Senectud
Cuando los años invadan tu cara
de enjutos y amorosos labios,
cuando la palabra busque,
en el gesto, el acomodo de todo argumento,
sentirás que tu existencia se viste de surcos
como lánguidas madejas de piel y tiempo;
recodarás entonces que fuiste joven,
que la quisiste en aquellas tardes
cuando en tu sonrisa llevabas
prendida, con asombro de todo, la primavera;
recodarás, entonces,
que ella te quiso
igualmente en el beso,
en el salvaje latido de la cercanía.
Cuando la vida alcance su solsticio de invierno,
cuando la voz se haga más lenta y pausada
y el frío habite en tu ajada piel,
yo sé que volverás a la tierra
donde tus padres besaron tu nombre,
retornarás al sueño y los madrigales
y habitarás, por fin, en la memoria
de otro corazón que remonte la vida.
viernes, 21 de mayo de 2010
El fuego (Hefestos entre nosotros)
En las entrañas de la tierra, nace el fuego,
moldea la semilla y el barro,
funde la roca con forma de lágrima,
avasalla la rosa
y llena los vientos de lava y humo.
Forja la montaña, en sus perfiles dorados; él, terrible,
se lamenta en el oxígeno,
hornea y devora con su lengua salvaje
las sombras de la noche,
crepita en la arboleda
y danza en los profundos lares de la tierra.
-Hefestos rompe en el yunque su martillo de flama.-
jueves, 20 de mayo de 2010
Nuevo libro, de veterana poeta. Juana Corsina
Os dejo el pequeño prólogo que tuve el honor de hacer para este precioso poemario.
Tengo el honor de escribir este pequeño prólogo sobre un poemario que, espero, sea pronto un referente de poesía contemporánea en todas las librerías y bibliotecas.
Pequeño “sí”, pues no soy yo quien debe lucirse en estas páginas, sino acompañar, con un saludo y un beso, el nacimiento de estos escritos que, con tan buen criterio, publica la editorial pinteña “Alfasur”
Decir poeta, es decir Juana Corsina; buscar otra acepción es mera retórica, pues ella vive la poesía desde que amanece hasta que se acuesta. Y la luce con esa maestría que sólo los enamorados del verso saben hacerlo.
“Amanecer de plomo es sentir
en las entrañas, el invierno,
cuando otra estación se acerca (por la orilla)
con el viento de cara
y espanta los aromas de septiembre.”
Tengo el honor de escribir este pequeño prólogo sobre un poemario que, espero, sea pronto un referente de poesía contemporánea en todas las librerías y bibliotecas.
Pequeño “sí”, pues no soy yo quien debe lucirse en estas páginas, sino acompañar, con un saludo y un beso, el nacimiento de estos escritos que, con tan buen criterio, publica la editorial pinteña “Alfasur”
Decir poeta, es decir Juana Corsina; buscar otra acepción es mera retórica, pues ella vive la poesía desde que amanece hasta que se acuesta. Y la luce con esa maestría que sólo los enamorados del verso saben hacerlo.
“Amanecer de plomo es sentir
en las entrañas, el invierno,
cuando otra estación se acerca (por la orilla)
con el viento de cara
y espanta los aromas de septiembre.”
Tiempo, otoños, lunes, días que pasan páginas y sílabas escritas, que arañan los cristales, de esquinas escondidas, prendidas en la boca de un poema; pero eso sí, silentes y humanas.
“Era tiempo de contar arenas,
de sandalias sin dedos secretos,
de estrellas de mar
a las que les crecían puntas de colores
aunque estuviesen rotas de dolencia y olas.”
Suavidad, sencillez, dulzura y buen hacer surgen a cada paso de sus páginas; su sensibilidad “así en la vida como en el verso” brotan a borbotones en cada una de sus sílabas como si de un corazón de palabras y tinta se tratase.
“Ángulo muerto” es una muestra clara de ello, un correr de sensaciones que la lírica y el buen hacer de Juana Corsina os dejará como un regalo que inunde vuestras retinas y perdure en la memoria.
José Cercas
El libro “Ángulo muerto” está ya a la venta.
Su precio es de 10 euros
se puede adquirir a través de internet por medio de la librería “CENTRAL LIBRERA UNO” http://centrallibrera.com Ferrol:De
Tfno.: [34] 981 35 27 19
http://www.mercadogalego.eu/web/articulo.php?idarticulo=4941
O a través de “EDITORIAL ALFASUR” http://www.editorialalfasur.com una llamada de teléfono lo enviarán sin cargo:
Tfno.: [34] 91 692 28 88
miércoles, 12 de mayo de 2010
miércoles, 5 de mayo de 2010
Elegía de un instante.
A mi amigo Felipe.
Sit tibi terra levis
(Que la tierra te sea leve)
Se me ha muerto un amigo,
se fue desde todos los lados del aire,
y de esta vida que quebró su casta
Ya se que los olivos cubren sus ojos
que la raíz profundiza en el beso
y que su memoria quedó fijada en la tierra.
Se también que riega con sus lágrimas
la sombra triste de los cipreses,
y que caballos de crines dormidas
clavan sus cascos de azúcar en sus pupilas.
Pero sé que Felipe no ha muerto...
¡Se fue tan sólo un instante!.
Sit tibi terra levis
(Que la tierra te sea leve)
Se me ha muerto un amigo,
se fue desde todos los lados del aire,
y de esta vida que quebró su casta
Ya se que los olivos cubren sus ojos
que la raíz profundiza en el beso
y que su memoria quedó fijada en la tierra.
Se también que riega con sus lágrimas
la sombra triste de los cipreses,
y que caballos de crines dormidas
clavan sus cascos de azúcar en sus pupilas.
Pero sé que Felipe no ha muerto...
¡Se fue tan sólo un instante!.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)