jueves, 24 de mayo de 2012

¿Qué quedará de mi calle?











¿Qué quedará de mi calle?
Mi calle tenía los ojos pintados.
Mi calle tenía mares, fuentes, 
y nubes de neón que se desplazaban
por las azoteas,
y botones bailando en sus senos blancos
y templarios de leche
con bruñidas espadas al aire.
Mi calle, es ya otra calle, que inventa el tiempo.

¡Ay!, ¿que quedará de mi calle?
Era de zapatos gastados
y de ojos asomados a las pestañas del beso
y de casas deformes
y de tejas de barro que arañaban la tierra
de piedra indolentes, asoladas por el hierro.
Mi calle era un “te amo” en una esquina
y un beso cubierto de otro beso
y risas cubiertas de otras risas.

¡Ay!, ¿que quedará de mi calle?
Estaba cubierta de bocas que asomaban al parto de otras bocas,
de días azules
y de manos levantadas al pan de poniente.
¡Ay!, ¿que quedará de mi calle?
si ya anda sola, la casa donde te quise.
¡Ay!, ¿que será de mi calle?

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