Un día tras otro, detrás
de todo lo posible e imposible,
lo acaso, lo quizás,
lo imperfecto.
Un paso largo y el
tiempo devorando las huellas que
dejamos,
asumiendo el
esfuerzo de lo acontecido.
La distancia
hermanándose con lo eterno,
el postrer pulso
que da, a la memoria, las noches de antaño,
evocando los
silentes labios del día.
Un día tras otro,
será otro día
cualquiera,
cuando el tiempo
nos dé, como a otros antes,
su finiquito de
aire,
retornaremos al polvo,
retornaremos al polvo,
suspendidos en el barro o su equivalencia,
ajenos de todo lo
que acontezca en nueva cuna.
Y llegará el final,
y será el final
y besará el final,
nuestro punto de encuentro,
nuestro lugar
perdido en la tierra.
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