viernes, 5 de abril de 2013

La vieja España, la senil Europa,





La vieja España, la senil Europa,
el viejo melocotonero que aún en su declive,
considera al fruto, su bien más preciado.
Las columnas sin gente,
las patrias sin nombre, las civilizaciones,
las familias al borde de todo,
el cetro insoberano, por encima de la culpa.
Así os reconozco entre mis vocablos.
Así el recorrer de los pájaros sin su vuelo.
Así los árboles que apenas abren sus ramales verdes.
Así los niños detrás de las consolas,
con sus bicicletas aparcadas al sur de la desidia.
Así los labios sin besos,
los desahuciados, las ganas de parir revoluciones,
los jefes oscuros, las tempestades venidas de lo injusto.
Así los ojos que miran los caminos cubiertos de penurias,
las casas pobres, que no madrugan,
mediocres coléricos, reyes del improperio.
y la espada que muere, sin presentar batalla.
Así la vieja España, así la senil Europa.

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