que no la despierte nadie.
Que los caballos de cartón
troten desnudos en las calles.
Que vengan los reyes magos,
vestidos con ricos trajes
y que en el sultán de Persia,
le traiga suntuosos encajes.
Sueña que es una nube
y una rosa sin puñales
que trae desde el vuelo
hilos de abril, sedas y collares.
Sueña que la llevan viejos renos,
que los jóvenes huyen del sable.
Sueña que es una vela encendida
que en el invierno arde,
o una manzana de caramelo
vestida de soledades.
Dice que vienen a por ella
los siete querubines del aire.
Que trinan los jilgueros
en las ramas más grandes.
Que vienen a por ella,
que vienen, que ya le traen
los poemas dormidos
los versos de la tarde.
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