Vuelve la lluvia
Ahora que, en la ventana llora,
el lento gemido de la ventisca,
me voy de tu lado,
pues presiento que la lluvia vuelve,
y que, en su lenta caída,
calmará en la rosa, su goteo interminable.
Me voy,
entre los escaparates azules de tu calle
que palian con arte, el melancólico regalo del agua.
Tú me miras desde otro tiempo,
en mis mejillas se posa en libre acometida,
el cristal líquido de mis párpados,
la palabra última y la mirada,
acaso abatida, que me concediste.
Sigo caminando, en mis pómulos,
la lluvia busca su equilibrio;
miro hacia atrás,
apenas alcanzo a ver la sombra
que tu casa, deja en la esquina,
los coches rugen
y en las farolas tirita, al unísono,
el tiempo y el agua.
Sigo mi camino y,
vuelve la lluvia a inundar la vida.
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