Busqué la confianza en el mundo y, en todos lados, hallé puertas cerradas, muros expuestos a la tiniebla, grises como las tumbas de los iluminados. Donde un día germinó la semilla de una nueva vida, hoy, habitaba la desnudez de los sin nombre, las casas desertadas, cubiertas de musgo y, los cerros inmateriales que reinaban el horizonte. El hombre iba desnudo por los caminos del adiós, exponía su propia mentira al cosmos del que partía. El caos buscaba sus propios adjetivos en las lágrimas de las civilizaciones.
Busqué la confianza en el mundo, pero….
Como ves, búsqueda infructuosa. Hay Alguien a tu puerta que espera permiso para colmarte de felicidad: es el Amigo que nunca falla. Déjale pasar.
ResponderEliminarFeliz año, Pepe.
Un abrazo, Antonia