viernes, 27 de noviembre de 2009

Cuando la sonrisa cae




Cuando la sonrisa cae,

llueven las noches;

los astros van en busca del vacío

y las caricias incompletas esperan

al céfiro amante que, Eros, delata.



Cuando la sonrisa cae,

bajo los párpados, las miradas, cumplen su condena,

se amontonan las páginas que mima la poesía

y torna, el verso, a definir la lágrima

que no encontró su eterno amparo.



Cuando la sonrisa cae,

se acarician, en la noche, los cuerpos desnudos,

la vida se hace trémula,

la tierra y el temporal danzan en silencio

y caen los frutos que dormitan

en los profundos ojos de los adjetivos.



Cuando la sonrisa cae,

palpita la vida bajo las sábanas del aire

y es, entonces, cuando los enamorados

buscan los besos dormidos;

aquellos que nunca se dieron…

¡cuando la sonrisa cae!


José Cercas

martes, 24 de noviembre de 2009

YO ESTOY SOÑANDO






Yo estoy soñando;
cuando abro, de pronto, la memoria
y extraigo, de ella, la savia que nunca me entregaste;
o cuando tu desnuda piel acomete mis silencios
y busca, en el centro de cada otoño,
el viento que acoge las ramas más hostiles
y el beso de aquellos “tus” labios sin acentos.
Porque estoy soñando

Yo estoy soñando;
Cuando el agua purifica mis manos,
las flores abren sus corolas
y nace una canción de cada palabra,
de cada sentimiento;
cuando la vida, a fuerza de vivir,
levanta su vista
pues sabe que el rayo que nace,
al final, acometerá su vientre;
o cuando te encuentro en todo lo que busco,
en todo lo que siento…
Porque estoy soñando.

Y yo estoy soñando
cuando te quiero como te quise
y cuando no te quise como te quiero...
porque yo, ¡te estoy soñando!.

viernes, 20 de noviembre de 2009

ESTA TIERRA, ESTE BARRO

A HIGINIO CERCAS
A LAURA DOMÍNGUEZ
A MI TÍA PILAR CERCAS. Pues ya cerró el libro en su último capítulo.







He aquí la tierra de mi origen,
los pueblos que circundan
la esencia de lo vivido:
Santa Ana, de casta íbera,
donde la vida tiende su exhausto tiempo
en el contorno de las sombras,
bajo el viejo redil de las cigüeñas,
desea que, en sus labios, brote
la luz alegre de las azucenas.
Ibahernando, siempre alerta,
expuesto en la llanura como la lánguida encina,
busca y espera la lengua de abril; la primavera.
Por ellos sueño toros desbocados,
bueyes que abren los pasos de la tierra;
¡por ellos sueño toros desbocados!
¡Ay, esta tierra, este barro!
-Versos que se escapan entre mis manos...
Buscadme en las noches de invierno
cuando, al paso del frío, yo los evoco.
¡Buscadme en ellos!
Entre los surcos del arado,
en sus calles silbantes y desiertas,
en la labor del pan y la cosecha..
¡Buscadme en ellos!
Pues allí germina la vida
y allí, ¡allí emerge mi esencia!

domingo, 15 de noviembre de 2009

A LAS CAMPANAS




Agita, la campana, su fiero bronce
cuando la mano del niño mece
la cuerda que le aferra a la vida,
lanzando, a las alturas,
su melancólica cantinela.
Algunas veces, baila en el campanario
cuando el agua moja el llanto del inocente
o cuando el júbilo entona, de blanco, un “si quiero”;
Otras, lamenta que una triste y fría caja
torne los ojos del individuo
y, en afligida melodía,
pide, a los vivos, una plegaria por los que se han ido.
Y otras, desde la furia, nos alerta
cuando el fuego, con saña, devora el horizonte
y, con su amargo velo de humo, cubre el aire.
Ellas, eternas reinas de las torres,
orgullosas, quiebran el silencio.
¡Yo se que estáis vivas, tanto en el corazón,
como en el alma de los pueblos!..

jueves, 12 de noviembre de 2009

EL PASO DE LA SEMENTERA






De la tierra vienen, tu voz, irremediable,
y los surcos que profanaron las raíces del aliento.
Ya busco tu cuerpo bañado por el barro,
en la cosecha que secciona la espiga;
el llanto que canta al paso de la sementera;
la piedra que quiebra el arado
y tu boca, sublime y cautiva, bajos los pechos de natura.
Nacemos de las rosas que florecen sobre el granito
probamos el fruto dorado de la cosecha,
bebemos el agua de todos los ríos
y nos deshojamos en versos que fondean sus palabras
en el vientre dormido de las mareas.
Ya nos cubre, para siempre, la vida
y el beso, en nosotros, conjuga sonrisas.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Tras los cristales del frío






Ni mi voz, cuando circunda la tarde,
ni la efímera luz que habita en mis ojos,
pueden superar los muros que, con desdén,
levantas.
Bajo una lluvia de lágrimas
que empapa tierras brumas,
el tiempo baldío, en un instante,
me deja ver tu memoria, anegada,
en la perdida soledad de una caricia.
Ya no te señalo con el dedo acusador de mi aliento,
ni escribo tu nombre tras los cristales del frío,
no hallo timón que me controle el rumbo
ni tiño, con tus colores, la palabra inerte.
A ti te escribo estos versos,
a tus párpados que, sin memoria,
buscan, en la palabra abatida.
el recuerdo del último adiós,
mientras un suspiro me fuerza a seguir combatiendo,
a seguir llamándote entre todos los nombres
cuando apenas cruza la tarde ante mis ojos.