miércoles, 31 de agosto de 2011

Septiembre del libro "Los versos de la ausencia y la derrota" Editorial Vitruvio



Septiembre, en mis ojos;
la esfera luminaria de poniente,
llora con sus colores pardos:
las campanas, elevan sus senos de bronce,
y convocan a los vivos para llorar el luto
por aquellos que el tiempo arropa.
Las vides, en sílabas abiertas,
pregonan la vendimia
y, postradas en la tierra, aguardan
a que el otoño las vista sepias.
Cuerpos envejecidos, desnudos,
besan los caminos de octubre
dejando atrás la risa amortajada
que murió con el iris almendra del verano.

martes, 30 de agosto de 2011

Silencio, silencio, pues está la noche enamorada. Del libro "El tiempo que me habita" Ed. Alfasur, febrero 2006




Silencio, silencio, pues está la noche enamorada,
los álamos quietos como pétreas forjas
de balcones imposible, silenciosos,
como las encinas rotas, los alcornoques,
y los robledales que emergen de mi ventana fría.
Silencioso es el canto de los pájaros dormidos
que aletean cansados las plumas del sueño,
como las campanas quietas y quejumbrosas,
forzadas a las sombras sus torres marchitas,
como la rosa que sustituye sus pétalos dorados.
Silenciosas las aguas con su monótono llanto.
Silencioso el llanto del recién nacido
y la madre amorosa abierta a la vida.
Silencio, silencio, pues está la noche enamorada.

sábado, 27 de agosto de 2011

Poema lluvia del libro "Los versos de la ausencia la derrota" Recitado por la poeta valenciana Rosa Iglesias.



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Caes desde el fondo de tus ojos
como sutil gota que, impasible,
se detiene ante mi ávida mirada.
Caes desde la nieve, palpitando
corazones que huyen de todo
y que a todo se enfrentan por un beso.
Caen ante mí, ¡oh, fugaces quimeras!
tus espacios, tus leyes,
una lágrima que, herida, sabe de destierros
y, a lo lejos, tu última palabra;
caen desde el centro de tu pecho enmudecido
sobre frutales que pronto tornaran al fruto,
sobre la tierra que se expande en barros
y que se llevará el tiempo en memorias perdidas.
Caes desde mí, desde el infinito
horizonte que me aterra,
desde la calle que me mira con ojos infelices.
Caes y así empapas mis besos
en posición de espera para siempre.

la canción del combate. Para el gran cantautor, Manuel Cobos


Combatí contra tus ojos,
una mañana de tules blancos,
de azucenas en las ventanas
soleadas de tu cara.

Fue entre tus dientes
de salivas plateadas,
fue entre las pretéritas hojas
de un otoño que se desangra.

Fue entre los besos perdidos,
entre los bordados de tu almohada.
Trepé hacia los horizontes
primaverales de tu mirada,
baje a los valles donde habitabas,
y oí tu voz.

Oí tu voz de salvajes palabras,
vi a la tierra levantarse
y crecer un jazmín en tu garganta.

Y vi como los versos
en mis labios batallaban,
con la voz, con el canto
de este hombre que te amaba.

jueves, 25 de agosto de 2011

Es curioso las veces que reclamo el don de la tierra en mis poemas "El agua"



Del tiempo que me habita
En el agua
En el agua
se refleja el beso,
lo colorea el álamo,
lo difumina el viento.
Tu cara se vuelve de espuma,
tus labios de nata,
tus cabellos de lunas.
De tus manos escapa la lluvia,
de tus dedos gotas heridas.
En tus ojos el agua bebe,
a tus ojos el mar los quiere.
En el agua.
De los "Versos de la ausencia y la derrota" en forma de lluvia
Caes desde el fondo de tus ojos
como sutil gota que, impasible,
se detiene ante mi ávida mirada.
Caes desde la nieve, palpitando
corazones que huyen de todo
y que a todo se enfrentan por un beso.
Caen ante mí, ¡oh, fugaces quimeras!
tus espacios, tus leyes,
una lágrima que, herida, sabe de destierros
y, a lo lejos, tu última palabra;
caen desde el centro de tu pecho enmudecido
sobre frutales que pronto tornaran al fruto,
sobre la tierra que se expande en barros
y que se llevará el tiempo en memorias perdidas.
Caes desde mí, desde el infinito
horizonte que me aterra,
desde la calle que me mira con ojos infelices.
Caes y así empapas mis besos
en posición de espera para siempre.
De "Dana o la luz detenida"

En el principio, la tierra y el agua,
en el perpetuo abrazo que genera la vida;
de allí, el barro, la flor y el hombre,
la piedra que cubre y envuelve
las milenarias fuentes de babilonia,
las civilizaciones
que crecen sin mesura en los valles y montañas.
De allí, los dioses labrados en el surco,
los bosques de la bruma y el silbo,
la escritura que detiene el tiempo.
El agua que, como la sangre, palpita, surge
y se desploma salvaje por las corrientes del grito
para, mansamente, cubrir los ojos de natura.
De allí, la huella en la roca,
los cauces de los ríos impronunciables
y las manos que a fuerza de trabajo
la llevaron a regar el fruto.
De allí, la nada y el todo de los enamorados
los caminos que van marcando los años
y el pájaro que duerme su trino
en su sólido nido de espuma.
De allí, el agua, dueña de la nube y el trueno
que besa la vida, que la riega...

miércoles, 24 de agosto de 2011

Canciones que escribí para la voz de un gran artista (Manuel Cobos)




Oye este canto
pues tu eres el tiempo escrito
con nata y azules,
en violines adolescentes
que vagan y vaga.

Tú, la lengua imposible
de la imposible palabra
eco profundo forjando
por los yunques del alma.

Oye mi voz
que siempre amanece
en tu sombra tejida
por miles de arañas.

Oye el canto del tiempo,
la luz domada,
el aire que se expande fuera del aire,
viento que la historia doma
corazones ajados
que en mi voz asoman.

Oye mi voz
lejana y amarga.
Ya no te canta mi voz,
¡ay! ya no te canta.

La princesita

Sólo por ti

estos versos danzan

pues son los brazos

que amorosamente te llaman,

la tierra donde

fructifica el agua,

y una princesita

que en la torre canta.

Que son los violines

laborados de nata,

guitarras que tienen

corazones de hadas,

poemas azules

que temprano se levantan.

Dóciles corceles

con sus crines de plata

y todos los océanos

que los ríos aclaman.

Marítimos son los versos

de la mañana,

como los ojos de luz

forjados en lunas claras,

como los versos de amor

del poeta que te ama,

pues son palomas

que sobre los besos danzan

y dulces espigas doradas

que sus dones te mandan.


Canción viajera

El aire viaja

entre las rosas,

robando el néctar

a la alegría.

Tu eres del viento la viajera

que amaneces del aire

cada día.

De mi cuerpo

dolorido la enfermera

pues unges de pétalos

mis heridas.

De la tierra tomas

la noble enredadera

cubriendo mi cuerpo

con su melancolía.

Te posas tenue

como la sementera

sobre el mentón azul

de las noches frías.

¡oh , viajera!

¿acaso no eres la primavera?

brotas como la luz

amiga de la brisa

y me besas la vida

sin quimeras.

Y me besas la risa.

lunes, 22 de agosto de 2011

Entre los dorados álamos de la tarde, "el tiempo que me habita"





Paseaba junto a ella
entre los dorados álamos de la tarde,
cuando, en sus nidos, aleteaban las sombras
bajo la brisa triste del otoño.
Salían de sus pupilas
las hojas marchitas de los páramos,
de su boca,
los labios lunares del beso,
cuando acampaba la noche en su sonrisa,
cuando las estrellas alertaban
a los cabellos alados del tiempo.

jueves, 18 de agosto de 2011

Dejadme sentir que la he querido





Dejadme sentir que la he querido,
que, por ella, la vida deshojó una sonrisa
¡tan sola y tan dulce!,
que sus labios proclamaron mi nombre
en la canción dormida de un beso.

Dejadme sentir que la he querido,
que mis ojos, silentes, llamaron
a la puerta de sus ojos
cuando nuestras pupilas se miraban, boca a boca.

Dejadme sentir que la he querido,
así, cariñosa y amable,
con su olor a madre enamorada
prendido en mí, como si brotase de una quimera,
de un gesto o de un vocablo.

Pero si un día la vida anunciara su olvido,
entonces...

Entonces, cuando ella sea ausencia en cada calle, en cada encrucijada,
en cada temblor hiriente de este corazón extinto,
no me dejéis, ¡no!, al amparo de su cólera,
de esa rabia que vicia el aire que me circunda

Apartad, si se diera el caso, su boca de la mía,
sus felinos ojos de mis iris, en el mismo instante que se cruzaran las miradas,
y sus afiladas uñas, cuando despedazan terrones de azúcar, de mi piel.
Apartad de mí este temor y ¡no!, ¡no dejéis que se acerque!


Y, cuando todo acabe, cuando el tiempo fije en mi pecho su quebranto,
dejadme lamer, despacio, mis heridas
para sentir así que la he querido

martes, 16 de agosto de 2011

¿Rayos de un mismo sol?



Bajo los rayos del sol más cruel de la tierra, duerme el niño de Somalia, a la sombra de la muerte.
Bajo otro sol distinto, juega el niño de occidente, con un juguete, en la piscina
¡los dos están llorando!
uno tiene sed,
al otro no le parece demasiado nuevo su juguete electrónico.
Bajo el mismo sol, dos hombres laboran los días,
a uno el sudor y el hambre le castigan las entrañas,
al otro, el aire acondicionado le refría la palabra.
Y el Papa, padre espiritual de todos ellos, organiza encuentros de miel.
En los ojos ardientes de Somalia, los niños mueren de hambre y sed.

domingo, 14 de agosto de 2011

ME VOY




Por las calles vacías de tu vida y la mía,
por los ojos sin miradas y sin llantos,
por la calma tuya y mi ardorosa espera, me voy.
Me voy de las azucenas, de las salivas en trance,
de los días que nacen bajo tus ojos;
de ti me voy, mis letras huyen, se desploman,
buscan la perpetuidad del verso y se alejan;
de tu figura dormida en un retrato,
de tus miradas de antaño,
de las h y las comas que me pusiste
en el cajón de mi ropa desnuda.
De todo lo que fue un gesto en el crepúsculo,
una palabra boca a boca,
una lengua que parte hacia otra lengua, de todo me voy;
por el silencio abierto en longitudes,
por las veredas solitarias de un beso
y por la memoria que en su derrota
cae buscando el olvido.
Me voy, me voy, me voy.

viernes, 12 de agosto de 2011

El agua



A la ruta senderista de los pozos de mi pueblo



En el principio, la tierra y el agua,
en el perpetuo abrazo que genera la vida;
de allí, el barro, la flor y el hombre,
la piedra que cubre y envuelve
las milenarias fuentes de babilonia,
las civilizaciones
que crecen sin mesura en los valles y montañas.
De allí, los dioses labrados en el surco,
los bosques de la bruma y el silbo,
la escritura que detiene el tiempo.
El agua que, como la sangre, palpita, surge
y se desploma salvaje por las corrientes del grito
para, mansamente, cubrir los ojos de natura.
De allí, la huella en la roca,
los cauces de los ríos impronunciables
y las manos que a fuerza de trabajo
la llevaron a regar el fruto.
De allí, la nada y el todo de los enamorados
los caminos que van marcando los años
y el pájaro que duerme su trino
en su sólido nido de espuma.
De allí, el agua, dueña de la nube y el trueno
que besa la vida, que la riega...

miércoles, 10 de agosto de 2011

Esta es mi voz




A veces, mi voz es tan tosca,
que ruge bajo los fríos labios de la lluvia,
otras, tan débil, que llora
sobre los calmos lirios del bosque
o entre el griterío que forja
la multitud del encono.
Otras no reconozco al hombre que la habita,
se consuela con los versos de la noche,
no calla,
protesta al unísono con el inocente,
entrega, al aliento, su existencia,
pide, para la vida, una sonrisa
y arranca, con un vocablo, el labio canalla,
el yugo del tirano.
Por ello, lanzo hoy mi voz contra todos aquellos, hombres, mujeres,
y países desafortunados del dinero y sus miserias,
contra todos aquellos que dejan morir de hambre al infante,
contra todos aquellos que viven al son de la bayoneta,
contra todos aquellos que llevan entre sus dedos
el sabor del gatillo.
Mi voz no es poderosa, pero funde el acero,
diluye sus átomos, forja la tinta,
nace de la tierra y forma con otros la palabra que dono.
No acalléis esta voz
pues viene, de cubrir con la gramática,
el injusto clamor de los silencios.

viernes, 5 de agosto de 2011

Poema de amor





Se me va la vida, amor, cuando te pretendo,
se me va de la frente y la palabra,
sobre el verso imprescindible de tu boca,
yo bebo del cáliz donde reposa tu semilla,
y de los párpados de tus ojos lagrimados,
y del verbo amar que, en tus labios, viertes.

Se me va la vida y los valles,
ya, mis taciturnas manos, buscan
tus pechos de leche enajenados,
ya libo el agua, ¡oh dulce néctar!
de tus ubres de diosa.

Se me va,indulgente, la vida en un poema,
en el maná que fluye en el instante,
en el tiempo detenido en tus pupilas,
y el cauce de tu vientre.

Se me va la vida, amor,
se me va la vida, cuando te pretendo.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Vivir en un pueblo




Las gallinitas cacarean en un corral, a las afueras, las golondrinas hacen sus nidos a la sombra del verano, las vacas mugen en un recodo del camino y los perros ladran al son del alimento.
!!Y una mierdaaaaa¡¡¡¡
Las gallinas hacen del suelo, la tierra de la mugre, las golondrinas con su estridente canto, ensucian todo por donde pasan, y las vacas, toditas de acuerdo, echan sus dulces plastas a la puerta de mi casa, el perro de los c…. ones se pasa toda la noche ladrando y la musiquita estridente del botellón, de estos niños y niñas del verano, te hacen bailar en la cama.
Tengo los ojos fuera de las órbitas, las palabras se atropellan en mi boca de ira, mientras el vendedor de turno, con un gran megáfono, a todo el mundo llama María, y nos mete, por los oídos, melones y sandías.
Vivir en un pueblo, que bucólico, que alucine, que bellos son los días.