martes, 31 de agosto de 2010

Me dices





Me dices que no alcanzas a cobijar en tu pecho,
la quebrada luz de mi imagen,
ni a someter mis labios a los tuyos,
que todo es pasado, que todo es olvido.

Me dices que mi tacto se escapa
y que apenas puedes recordar,
aquellos lugares, donde tú reías con la risa de la vida,
donde, observabas, como magnánimo,
pasaba el horizonte.

Me dices que yo callo y que no retorno
a la profunda orilla del verbo amar,
con los labios de una juventud derrotada,
con las manos sosegadas de la memoria,
con los ojos que vieron un día, ya lejano,
tu cuerpo pretendido.

Me dices que no olvide, acaso, estos versos que te dispenso,
en el ingente papel del instante,
donde fluye, bajo la tinta, tu figura de antaño y su contorno.

Me dices que no me vaya todavía,
como si tu boca y la mía no supieran,
que todo lo que nos queda en esta ausencia,
son lugares pretéritos,
son tiempos vencidos.

viernes, 20 de agosto de 2010

Ser poeta







Ser poeta, es sentir cómo las palabras
surgen de la mente, inundan el centro exacto de las pupilas
y llenan una porción del aire que exhalas.
Ser poeta, es vivir en el poema,
y sentir que, cuando el amor llegue, necesitará tu presencia,
que, cuando la tierra proteste, necesitará tu evocación.
Ser poeta, es mirar desde los vocablos, los ojos de la amada,
y buscar en cada estrofa su beso preciso.
Escribir sobre como natura
abre los pasos de la tierra
y ver como la vida crece desde su vientre de barro.
Ser poeta es ser el brote sonoro de la primavera
que a fuerza de vivir, de nacer,
cree que todo viene de una caricia,
y que el tacto del enamorado
vale más que todos los cañones,
que todos los guerreros con sus uniformes de acero.
que todas las batallas, - sean por el motivo que sean-
Ser poeta debe ser, tejer y fijar
una bandera en la sonrisa del mundo.
Por tanto, hombre, tierra, quietud, beso,
amor acurrucado en los labios,
y árboles de cuyas ramas vuela el arcoíris,
quiero que me sintáis en este poema
porque así, seré poeta

domingo, 1 de agosto de 2010






Vuelves a partir desde otras tierras,
desde ese mar en calma
que nunca acaba, que nunca se conquista.
¡Ítaca está lejos!, ¡Ítaca está lejos!

Vuelves a partir desde el olvido;
ahora, agitas el pañuelo en la galera,
sobre el horizonte marino de un piélago indolente.
ahora, vuelvo a lamer la luz
que aún luce tu perfil lejano.

Vuelves a partir así, de esa manera invariable;
atracarás, posiblemente, en otras dársenas,
en otras hojas calladas, caerán mis versos
y la memoria de tu tacto
cantará en los arrabales de mis labios
como vela encendida en el frío de la noche.

Vuelves a partir, a solas,
como tú ya sabes partir de cada instante
y yo me quedo aquí, implorando
que tornen a mí los besos que no quisiste.