jueves, 28 de junio de 2012
Yo te espero
Yo te espero en las hojas
que, escritas, se abren entre tus pechos - y tú lo sabes-,
en las paredes donde cuelga la memoria.
Te espero porque tu voz sube hacia los aires,
para que tus labios se pronuncien por mis labios.
Yo te espero -y tú lo sabes-
en la estancia donde mora una copa vacía,
un violín dormido y el jazmín que muere en soledad.
Te espero en el te quiero,
en las zapatillas que bailan sobre los relojes,
en la historia que anda buscando melancolías,
por los hoteles bravíos de Extremadura -y tú lo sabes-
tú sabes la elevación exacta de mis manos abiertas,
mis ojos pronunciando azules imágenes en las retinas,
la suavidad del llanto en continuo retorno
y mis labios en la espera de tu lengua -y tu lo sabes-
Me amas y no me amas, -pero acaso tú lo sabes-
me tiendes una mano, que eléctrica,
se forja en pantallas encendidas
y me sometes a la pena que emerge
de montañas distantes, mares y zapatos; distantes.
-Porque tú lo sabes-
Tu sabes el trabajo del verso cada día
bajo la sombra amada de la fotografía.
domingo, 24 de junio de 2012
HOY TAMPOCO SUPE DE TI
Hoy tampoco supe de ti;
en mi ventana sueña siempre la misma flor
con su vuelo de nubes y níveos pétalos;
el silencio de mi alcoba añora tu sonrisa,
cuando en mi boca se desgrana,
cubierto de polvo, el tiempo.
Tampoco hoy supe de ti;
las hojas de los árboles se deslizan hacia el otoño,
mientras de tus ojos caen, impertérritas,
las letras del calendario;
los recuerdos me traen tu figura en los retratos
y las palabras que aún recorren el tiempo de la ira.
Hoy tampoco supe de ti;
las cartas del deseo huyeron del aire que me alimenta,
de los encinares que ocupan mi tierra laboriosa,
de tu cuerpo, donde combaten amores perdidos;
cae, en boca solitaria, tu nombre
y tu palabra en viejos pergaminos abandonados
porque hoy nadie me habló de ti.
Porque hoy tampoco supe de ti.
martes, 19 de junio de 2012
LA ERA DE LOS DESCUBRIMIENTOS. La muerte repitiéndose
III
De
pronto la majestuosa madera se desprendió de la tierra,
se
abatió desde la montaña hacía la salvaje
tempestad del río.
Pronto
será traviesa de escuadras que, abiertas y desmembradas,
asumirán
otra vida más lisonjera, plena de aventureras.
De pronto, la madera noble y orgullosa en el collado,
De pronto, la madera noble y orgullosa en el collado,
pasará a ser parte de un velero.
Naos,
bergantines, carabelas, en ellos navegará el misterio,
el
más allá, “el allende los mares”
buscarán
la profunda soledad del crepúsculo.
Mitos
y leyendas surgirán de lo desconocido,
en
la mar oceánica, siempre al oeste.
Viejos
marineros escribirán esta historia
en
el corazón de la quimera.
¿Qué
soles descansan tras esos cerros?
¿Qué
jinetes se atreven a remontar las olas?
El
oro y la cristiandad, se aferrarán como hermanos,
y
una letanía de monjes, nobles, conquistadores,
señores
de la avaricia se harán cargo del enigma.
Comienza
la era de los descubrimientos.
Llega
de nuevo, la muerte, repitiéndose.
domingo, 17 de junio de 2012
ETAPAS DE LAS CIVILIZACIONES. La muerte repitiéndose.
I
Todo comenzó con un grito:
Primero en el horizonte se perfilaron los árboles y
sus frutos.
Después el sol bañando las hojas de la maleza.
Más tarde la lluvia, mojando los ojos asombrados de
los primates.
Así todo tuvo su comienzo
Y con los años, el vocablo que distingue las cosas de los pájaros,
la tormenta de la calma,
el alimento de la carencia,
el fuego del agua que apacigua su coraje.
Más tarde vino la defensa, el ataque y la estirpe,
y la muerte vestida de combate
y la vida remontando la nada,
saliendo de los vientres, asombrados de las madres,
supieron, entonces, de sus descendencias,
y del tiempo que escribe su ley en las estaciones.
Así todo tuvo su comienzo.
II
Más tarde el metal, la aldea,
el guerrero, los dioses de barro y las batallas.
Más tarde la guerra, los improperios
y las osadas pirámides desafiando la noche
y los persas y los griegos combatiendo.
Esparta y Atenas, crisol de ciudades.
Luego Rómulo y Remo amamantados por una
loba.
Padres de Roma con sus estructuras del mármol
que forjaron el horizonte.,
La sal, las galeras en la bruma
y la tierra desnuda que se sacude a Pompeya.
Más tarde la muerte repitiéndose.
martes, 12 de junio de 2012
MOISÉS Y LOS 10 MALDIGOMIENTOS
1- Maldigo a todo aquel que
hace de la tiranía su lugar en el mundo.
2- Maldigo a todos aquellos
que, sabiéndolo, viven a sueldo del tirano.
3- Maldigo a los mediocres
con poder, cuando ebrios de él, avasallan a todos los que no se someten a sus
patéticas idolatrías.
4- Maldigo a los que
amparados en la religión someten a designios divinos, la vida de los inocentes.
5- Maldigo a los que ponen en
la balanza, en mayor medida, al petróleo que a la vida.
6- Maldigo al jefe déspota
que se vanaglorian de su autoritarismo, haciendo del trabajo, el calvario del
trabajador.
7- Maldigo a los políticos
incompetentes que arruinan a sus países en nombre de ideales que van más allá
de sus mentalidades monetarias.
8.- Maldigo a todas las patrias
del dinero, solo por eso, solo por serlo.
9- Maldigo a los malditos.
10 – Maldigo a los que me
obligan a maldecir a todas las personas a quien maldigo.
sábado, 9 de junio de 2012
MINEROS
No es por el 15 M, no es por los que perdieron sus casas por la hipoteca fatídica del banquero, ni tan siquiera es por los parados que estos gobiernos de miseria, imponen al pueblo. Es por la dignidad de una nación atropellada por los señores del dinero. Por todo ello:
¡¡¡Vamos mineros!!!
jueves, 7 de junio de 2012
LA FUENTE CLARA
(Para pensar un poquito)
Éramos un pueblo feliz, juntos recorríamos los páramos desiertos, los caminos de la lluvia, la alegría escrita en los vértices de nuestros labios. Éramos un pueblo feliz.
Todos los días, muy de mañana, los niños iban a la fuente clara a por el agua necesaria para la vida; los padres salían al sudor alegre del pan, a la cosecha del trigo y las madres, a la sombra del aire, tendían la ropa blanca. Éramos un pueblo feliz.
Pero… un día alguien dijo, “no soy feliz", todos le miramos con el asombro que deja no haber visto nunca un hombre triste; decía que era desdichado por no tener zapatos como los de los forasteros; el pueblo entero se miró los pies, nadie tenía zapatos, ni sandalias de cuero, ni tan siquiera alpargatas de esparto. Todos íbamos descalzos y nadie nunca se quejó de ello. Un buen día, se reunieron en consejo, los ancianos del pueblo y decidieron que no podíamos consentir que alguien estuviera triste en nuestra aldea, entre todos debíamos conseguirle el calzado deseado, pues éramos un pueblo feliz.
Éramos tan felices que, cuando el hombre con sus zapatos nuevos nos dijo: “Vuelvo a estar triste”, nos volvimos a mirar preocupados y al instante quisimos remediar la pena de este ser desdichado. Nos dijo que se cansaba de tener que ir, todos los días, a la fuente clara, entonces, el pueblo pensativo, decidió ayudarle de nuevo y canalizaron el manantial hasta su casa, pues éramos un pueblo feliz.
Éramos tan felices que, fue tarde, cuando nos dimos cuenta que nuestros hijos se morían de sed. Ya nunca más fuimos un pueblo feliz.
sábado, 2 de junio de 2012
Arcoíris
¿José, aún no te has dado cuenta que soy negra?- Me dice ella-.
¿Negra? En ti, distingo todos los colores del arcoíris.
Amor mío, no vuelas a apagar la luz. -Le digo yo-.
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