martes, 20 de julio de 2010

El viento





He aquí el viento;
la brisa marina sacude
la suavidad de la ola,
el cierzo cabalga por la colina
y baila con la espiga en el llano.
Es el aire que agita las plumas
del pájaro cuando remonta la mañana,
es el aire que lame suavemente la tierra
buscando la sonrisa del lucero desnudo,
la alegría de los enamorados.
Pero… no le castigues, no le llames,
no apartes la mirada de la forja de su ósculo,
o verás su ira levantar el vuelo
sobre la montaña donde descansan las nubes
y navegar por el mar del trueno y las tormentas.
No despiertes su encono impronunciable
o verás como la cólera de un dios aletargado
levanta, por encima de su pecho,
flores y jardines, casas y espejismos.
-¡Dejad dormir a Céfiro en su tálamo de brisa!-

viernes, 16 de julio de 2010

LA MAR HERIDA





La mar herida





¡Que está herida la mar, ay, que la mar está herida!
De su lengua profunda fluye, hacia las playas,
la negra sangre de la avaricia
la negra sangre de las civilizaciones.
¡Ay!, ese clamor, ese latir,
ese horizonte quebrado del Océano;
las medusas llevan, en sus lúcidos vientres,
la agonía del agua;
los tiburones rinden, a la Bruna muerte, sus escamas;
la gaviota viste de azabache
y la tortuga - la centenaria viajera del mar-
dona a la vida su último aliento.
¡Que está herida la mar, ay, que la mar está herida!
Los crustáceos fijan, en las rocas de los acantilados,
sus orígenes de espuma yerma
y los peces voladores llevan, entre sus alas,
el terrible mensaje de la injuria.
¡Que está herida la mar, ay que la mar está herida!
¡Ay, que la mar sangra,
la codicia salvaje del hombre!

miércoles, 14 de julio de 2010

En algún lugar del tiempo. A mi amiga Silvia Occorso






Hubo una vez, una voz que me llamaba,
fluía de la tierra,
era un palabra no escrita,
era un lugar del tiempo.
era un recuerdo que asumía
cuando en su mirada, declinaba mi mirada,
cuando se difuminaban en eclipses,
los vientos de sus vestidos.
Fue un ir y venir a ningún lugar
por veredas sin sombras;
fueron manos que venían
de dibujar en sus labios,
un aliento de paso, ¡ay!
yo perfilaba en su lengua,
los ángulos de su cuerpo.
Hubo una vez, una voz que me llamaba;
fueron palabras no escritas
en algún lugar del tiempo.

jueves, 8 de julio de 2010

¡¡¡TIERRA!!!









¡Tierra!, ¡tierra!, ¡tierra!;
Apenas un grito, una vertiente,
un mar perdido en el horizonte de su brumas,
un todavía, un aún nos queda la vida…

Apenas las casas derruidas, y el individuo
en toda su imperfección de astro salvaje y bravío.
¡Tierra!
Me aferro a la tosca montaña,
a su lluvia constante y ácida,
a su voz profunda de trueno,
a su fuego devorador de bosques y júbilos.

Apenas un desierto en las cosas cotidianas,
en el jardín de la rosa caduca,
en el jinete que clava sus espuelas
en la derrota y el barro.
Tierra y palabras,
fuentes legendarias, solas,
hojas que nacen de las entrañas del tálamo,
las hembras del pan
mueren con las ubres dormidas;
una roca y una torre,
un palacio en el horizonte y la arenisca levantada
al sol más perpetuo y más triste,
y la tierra, y la tierra y la TIERRA…