domingo, 17 de enero de 2010

A mi padre. Elegía rota

Sé que en el tiempo yaces, padre,
que la muerte posó su fría guadaña en tu costado;
sé que ya no eres la flor de la sementera,
en la cual, el néctar imploraba, su justo brote.
Sé, también, que fuiste
el trigo en su amarillo renuevo de espiga;
por ello yo vengo esta noche, desde mi soledad,
a escribir tu nombre con el color del lamento.
Sé que habitas, con otros,
los fragmentados ojos de lunas,
que a los lejos, duermes en tálamos de nubes.
Padre mío,
tú que ya no tomas del alba la luz de las estaciones,
llena de esencia el jardín de mi casa,
entrégame, si puedes,
el fruto que viene ladera abajo, buscando el poema,
que yo esta noche te escribo
y háblanos, acaso, con tu voz perdida,
porque aquí la vida aún reclama tu esencia,
en esta tierra que nos llena las entrañas de oxígeno,
en esta tierra en la que existimos.

2 comentarios:

  1. Emocionante tu poema,
    querido poeta Pepe...
    Recuerdo mi padre y
    tus versos me llegan
    al alma...
    Un beso
    Maria Lua

    Bello tu blog...
    volveré...

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  2. Mi querido amigo, mucho m,e ha conmovido este sentido homenaje a tus dos seres tan queridos.
    Ojlá que desde la dimensión desconocida donde habitan en la casa del Señor te colmen de bendiciones y te regalen las estrellas de su mirar y de su sentir.
    Un abrazo para ti, Pepe.

    AZUL

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