miércoles, 24 de noviembre de 2010

El poeta a los depredadores del verso







Hay en algunos sectores de la sociedad, ciertos depredadores del verso al acecho del poeta, y cuando este está confiado, le clavan sus garras y le roban sus obras sin ningún miramiento.

Esto suele ocurrir cuando aún no eres muy conocido, así será más difícil localizar su escarnio. Suben dichas presas a sus míseros árboles, (foros y demás páginas de internet, que no se preocupan de averiguar si estos señores son los verdaderos autores de la obra) digo que las suben a dicho sitios y, la exponen como propia.

Por todo ello y con mucha rabia, escribí este poema, que la red mundial de escritores en español puso en su primera página contra el plagio.

Aquí os dejo mi lucha y mi furia.



Ellos,

los que sacan de paseo su más fiera mediocridad,

los que rugen desde sus gargantas enajenadas,

los genios de la nada que el improperio viste con los colores

que la ira reconoce en el instante.



Ellos,

que te besan con el fuego salvaje de sus infectas tintas,

tristes bestias que no alcanzan

a desgranar el fruto para sementar la tierra

ni a levantar el pan y cosechar el beso,

pero te hieren pues ese es su destino de sierpe.



Ellos,

que salen al paso del poeta

en las llanuras cubiertas de miel

y que hunden sus garras

en el néctar que la palabra liba,

mancillando su raíz virginal.



Ellos,

los todos poderosos señores de la miseria,

vienen rompiendo los sueños

que los enamorados posan en las esquinas.

Yo combato su incompetencia desbocada

con las armas que al poeta defienden,

con mis versos, hoy vestidos de guerra.

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