domingo, 19 de agosto de 2012

A Gabriel Celaya





Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
Gabriel Celaya



A Gabriel Celaya

Es la poesía, acaso, la verdad que pretendo,
las verdades de un mundo imaginario y propio,
donde los terribles señores de la blasfemia,
tiñen sus botas de estaño.

Es la poesía, acaso, los ojos con los que te advierto,
los excelsos campos cubiertos de cereales,
los árboles de la bruma, los bosques perdidos,
donde penden, silentes, la sonrisa y el musgo.

Es la poesía, acaso, el maná de tus pechos,
de los pechos de colores de todas las madres,
de las ubres calladas donde se abrazan
las bocas del júbilo.

Es la poesía, acaso, el arma que dicto y escribo
cargada de futuros sin retorno,
iracundo y salvaje, alejado de los astros y del tiempo.

Es la poesía, acaso, Gabriel Celaya,
la voz del hombre indulgente
la del poeta que, para siempre, dormita
en su supremo légamo de versos.

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