Un día, estando en el ejercito, con 18 añitos, se me ocurrió ir a la cantina a por un bocadillo y dejar el fusil en la garita con un letrero que decía, "vale por un centinela" creo que fue mi primer y único poema visual. Pero desde luego mis amigos no se olvidan de la anécdota y me la recuerdan cuando les viene en gana. Valga esto para alegrarnos en tiempo de crisis. Saludos.
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