domingo, 19 de diciembre de 2010
A mi padre, a mi hermano. También en navidad, con nosotros
Sé que en el tiempo yaces, padre,
que la muerte posó su fría guadaña en tu costado;
sé que ya no eres la flor de la sementera,
en la cual, el néctar imploraba tu justo brote;
se, también, que fuiste
el trigo en su amarillo renuevo de espiga;
por ello yo vengo esta noche, desde mi soledad,
a escribir tú nombre con tintas que tienen el color del lamento;
sé que hablaste a mi hermano
y le contaste de como las estrellas
a diario brillan
bajo tus fragmentados ojos de lunas,
y que, a los lejos, duermes en sus tálamos de nubes,
que le narraste de los hombres y las mujeres
cuando buscan el pan con las manos de la vida,
cuando laboran las rotas sedas del aire.
Padre mío, hermano mío,
vosotros que habitáis el alba y las estaciones,
llenad de esencia el jardín de mi casa,
entregadnos, si podéis,
el fruto que viene, ladera abajo, buscando el poema,
-que yo esta noche os escribo-,
y habladnos, desde las voces perdidas,
porque aquí la vida aún reclama vuestra esencia,
en esta tierra que nos llena las entrañas de oxígeno
en esta tierra en la que os exigimos.
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Me he Quedado sin palabras. Bella forma de recordarlos.
ResponderEliminarGracias, hermanita.
ResponderEliminarFELICIDADES COMO SIEMPRE TUS VERSOS,TUS LETRAS,LLEGAN PARA QUEDARSE,ES LINDO LEERTE PEPE AUNQUE YA NO TEVEMOS POR NUESTROS RUMBOS,UN ABRAZO Y FELIZ NAVIDAD PARA TI Y LOS TUYOS!!!
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