Digo que ya está bien,
que veo recorrer,
la traidora sílaba que circunda al hombre,
por los signos del mundo
y prenderse, a fuego, en el costado de mis labios.
Digo que camino,
que deslizo mis pies por la tosca huella de la existencia,
y que salgo a la calle cubierto de verbos,
digo que, a veces, cuando digo no,
también quiero decir basta,
es entonces,
cuando se quiebra mi boca de tanto escupir vocablos,
cuando, en los ojos de la noche, acaricio la libertad del aire,
cuando araño mi piel compasiva,
cuando deseo escribir el nombre de todos aquellos,
que, por primera vez, justifican su voz en la tierra.
Porque yo no digo que no ¡mire usted!
pero a veces, la vida, me obliga a cumplir con la palabra.
Porque yo no digo que no ¡mire usted!
ResponderEliminarpero a veces, la vida, me obliga a cumplir con la palabra.
José no se puede decir más claro y más bonito.
Un abrazo.
Adelaida