lunes, 13 de septiembre de 2010

A la historia de las ciudades. Como siempre a Cáceres.




Orgullosos guerreros llamaron castillos,
a las serenas fortalezas de historia y combates,
cuando sus almenadas torres vestían blasones
y sus álabes tocaban las nubes del vuelo
anunciando los años de hambre y muerte

Y al cruel metal le llamaron hierro
a aquel que fuera adalid de caballeros y justas,
que fijando su óxido en estratégicas ventanas
quebraban el pecho de la afónica piedra.


Evolucionaron los castillos y el hierro,
trovadores y juglares cantaron sus gestas,
cubriendo su historia de leyenda y romances;
ya no quiero escribir más de tu furia;
se que el tiempo te guarda, misiones de paz.

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