jueves, 9 de septiembre de 2010

LA INOCENCIA PARALELA (Se lo debemos)


A los niños del mundo que olvidaron la infancia a manos de la lágrima.
A ellos, a los que aún no han nacido.











¡Miradlos! Contemplad sus heridas,
sus cuerpos dorados por el alba y el trabajo,
escuchad sus desnutridas voces...

¿Quién forjará, en sus brazos, la algarabía,
la caricia o el beso de la madre?
¿Quién será cobijo para acallar sus miedos?

Deteneos un momento delante de los ventanales,
en vuestros mudos rincones, ,
en los escaparates y jugueterías.
Contemplad la tierra del martillo,
la de las lluvias aceradas, la del fuego…

Se llevan a los niños antes de haber nacido…
los despegan de la infancia y la alegría;
se llevan sus besos callados,
y sólo nos dejan sus olvidos.



Los niños de la guerra





En las calles del averno juegan los niños
con pelotas de trapo,
con ubres de tierra prendiéndose en sus alpargatas rotas,
los niños ríen en las trincheras.
Ya viene el color del fuego y la palabra prendida en la sangre,
y en las calles los niños juegan con lágrimas yermas;
un tanque, a lo lejos, ruge su voz de trueno.
¿Será que llegó el invierno?
A los niños los cubre el polvo y las pelotas vuelan ateridas;
debe ser que es invierno,
¡debe ser!,
y los niños abandonan sus juguetes en el fango.



Los niños de Gaza

Los niños de Gaza tienen hambre,
el miedo nutre sus gargantas;
tienen hambre.

Los niños de Gaza tienen sed,
beben llantos en los labios terribles del fuego;
tienen sed.

Los niños de Gaza tienen frío,
crueles los obuses explotan en los ojos del lamento;
tienen frío.

Los niños de Gaza tienen miedo,
velos negros los cubre el rostro;
tienen miedo.

Dadles el pan desnudo para el hambre,
el agua pura de los arroyos para la sed,
la manta que quiere ser sonrisa y un abrazo para el frío.

Los niños de la guerra tienen vida,
quieren vivir sin fusiles
sin sed y sin hambre;
tienen vida.



A los niños de Haití atrapados por los escombros y el fuego


Dejaron en la tierra el fruto del hombre,
la lágrima que, cándida, besaba la luna,
los ojos abiertos de los inocentes.

Dejaron sus manos quebradas sobre el fuego
que comen, muerden y mata
la doliente pena que hoy me embarga.

Quedaron inermes los juguetes de humo, atrapados en sus cunas,
con los ojos abiertos a la mañana
parpados izados al aire
en llanto desesperado;
ama y grita el hombre,
la madre pena y languidece
y ante el sueño eterno, su hijo, que calla para siempre.

1 comentario:

  1. es un basto tema de hablar de las voces inocentes de tanto niño del mundo.



    saludos desde
    un mar de sentimientos.

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