miércoles, 2 de febrero de 2011

A veces un sueño



A veces venía un sueño y me cubría de ti,
entonces, yo besaba en silencio
los contornos de tus labios
y escribía sobre el vaho de la ventana
tu nombre de cristal frío.
A veces en mis sueños se gestaba una sonrisa
cuando tendía bajo el perfil velado de aquellos días
dedos y letras que bailaban al son de la palabra;
yo escribía sobre pájaros que trinaban al paso de las flores,
sobre fuentes, de cuyos caños nacían tiempos azules
y te sentía tan natural, tan llena de mí,
que tus labios izaban al viento mis versos de primavera.
A veces la calma tejía en mi almohada nubes blancas
y hojas escritas al sur de los tinteros…
pero ya la tarde ¡ay! vino de soledad vestida
y mis ojos, cautivos de los tuyos,
derramaron las lágrimas que se hundieron
bajo el último suspiro;
ya tu risa y la mía tomaron el camino de la lluvia…
entonces ya nada tenía tu voz,
ni aquel gesto abandonado bajo el rincón
triste de una biblioteca
ni la cruel calma ¡amada mía! que del olvido te sacaba.

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