Vuelvo a casa, la arcilla llora de polvo sobre el camino, las farolas están tristes, no tienen aquellas bombillas, que antaño, alumbraban la sonrisa de la tierra.
Dije que vuelvo a casa, en el camino, observo como un hombre pide trabajo a la sombra de una centenaria encina, a su vivienda le falta su fachada blanca, también le falta, el humo de la algarabía y los troncos relamiéndose en el fuego.
-Dije que pide trabajo-.
Por fin remonto la colina, a las rejas de mi patio les falta el óxido de la calle, visten de un verde olivo que engalanan sus hierros forjados. Se me olvidó comentar que soy banquero y vivo en la avenida más alta de esta ciudad y en la mansión más elegante de esta travesía sin diminutivos.
Enciendo mi gran televisor de plasma y oigo como el presidente del gobierno, comenta que estamos saliendo de la crisis. Sonrío mientras apuro mi copa de brandy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario