Estoy solo;
nada me distrae en esta tarde
donde el álamo torna grises sus hojas de sombras
y la tierra fluye y se agita en remolinos de viento.
Un pájaro trina en su rama,
un caballo relincha en la tarde
y un beso azul se me escapa hacia las sombras;
y tú no estás allí, no estás…
todo es monotonía, todo añoranza
mientras fluye el río con su soledad sonora
y la vida brota y sigue en la lejanía.
Pero tú no estás
¿acaso alguna vez estuviste
bajo las hojas grises de este álamo
y me besaste en la boca dormida
o me escuchaste decir te quiero?
Pero hoy no estás… ¡Y acaso nunca estuviste!
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