Si te vas,
no dejes al abanico batir sus pétalos de cobre,
ni a tus recuerdos en el certero lugar del olvido,
llama al aire que fluye de mis labios,
al leve gemido que nace del contacto,
adivina la mirada que te dono
y repara en mí, acaso, un sólo instante.
Si te vas,
dame tu pretérita palabra,
enmudece la voz de la ira y del gesto,
cosecha el fruto detenido de la tierra,
las horas perdidas y, acaso, mi silencio
insinuándote que aún no es tarde,
que vuelvas a la caricia,
que retornes al beso
y que calles cuando pase, ante tus ojos,
la triste mirada de los míos.
Si te vas,
llévate mi sórdida afonía, pronuncia en los días
el nombre que abandonas
y, recuérdame, en esta voz que, tú alejas.
martes, 10 de mayo de 2011
Si te vas
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