miércoles, 16 de marzo de 2011
¡Qué barbaridad, Dios, que barbaridad!
¡Qué barbaridad! El señor Arzobispo está estudiando excomulgar a un sacerdote por ayudar a abortar a dos chicas de 14 y 15 años. Por lo visto, ellas iban a abortar, ya fuera con la ayuda del párroco o sin ella; y él, ante tal disyuntiva, eligió, entre los dos males, el menos malo, con la justa pretensión de evitar que la vida de las niñas corriera mayores peligros.
Pero el Señor Arzobispo no atiende a razones, Porque el señor arzobispo es de esos que jamás los verás en una manifestación en contra de las guerras, muera quien muera en ellas. Bueno, si huelen "pasta", entonces sí es posible que estén los primeros
Sí, el Señor Arzobispo es de los mismos que no han manifestado su repulsa en contra de los crímenes del Nazismo, aunque puede ser que no dude en alzar el brazo con ellos.
Sí, es de los que jamás han excomulgado a los curas pederastas, esas ratas que no han tenido escrúpulos ninguno a la hora de mancillar la vida de niños y adolescentes. Claro que, a ver quién es el guapo que tira piedras en su propio tejado, pensará para sí el Sr. Arzobispo.
Le digo a Monseñor, lo mismo que a todos ellos,señores de palabras manidas y de involutivos rosarios , que me llamo José Cercas Domínguez, poeta, y que pueden excomulgarme cuando gusten, pues yo a ustedes ya los tengo excomulgados de mis principios morales.
¡Qué barbaridad, Dios, que barbaridad!
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Pues si hay quien tira piedras a su tejado , por el vil metal o por motivaciones quizá aun peores, pero enseñan que la maldad no acaba , aunque algunos se empeñen en entregar amor , asi acaban con las ilusiones de la gente con almas hermosas.
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